Por: Enrique Lores 
Al mismo tiempo que hacían No Country for Old Men, los hermanos Coen tenían otro proyecto en desarrollo, Burn After Reading. Del drama del filme ganador del Oscar, pasaron al humor negro, con una película que es divertida sin dejar de ser una crítica en muy diversos niveles.
Cuando uno decide ver una película de los hermanos Coen, sabe, por principio, que cualquier cosa puede pasar en la pantalla y que nada de lo que estamos por presenciar será convencional. Después de su fantástica No Country for Old Men, Ethan y Joel Coen se metieron en una nueva historia en la que convergen el chantaje, el espionaje, un CD con las memorias de un operativo de la CIA y dos empleados de gimnasio sin escrúpulos que intentarán vender esta información bajo la premisa más elemental: información es poder.
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